04 May Tendencias de la economía mundial y la forma de acumulación en México: 1980-1994.
En el presente documento se analiza la política neoliberal en la agricultura mexicana a de sus principales repercusiones en el cultivo de la naranja, que es la fruta de mayor participación en la producción frutícola nacional. El discurso oficial justifica el cambio del modelo económico de desarrollo para la agricultura a partir de 1982, con la ineficiencia del sector, la falta de productividad y rentabilidad y la necesidad de modernizarse en un contexto de la globalización. Después de la instrumentación de la política neoliberal de más de 13 años, es de esperarse que se presentase un cambio significativo en dicho cultivo. Sin embargo, en lugar de modernización lo que ha resultado es un abatimiento profundo de los rendimientos junto con el agudizamiento del atraso tecnológico. La hipótesis central que manejamos es que el modelo neoliberal, en vez de fomentar la modernización de la producción y de aumentar los rendimientos de la superficie como era de esperarse, conduce a un proceso contrario. Para comprobar nuestra hipótesis analizaremos la experiencia histórica del país en la producción de naranja tratando encontrar una explicación a las preguntas: ¿Bajo qué circunstancias los productores se incorporan al cultivo de la naranja? ¿Cuáles son las condiciones que llevan a un ciclo de crecimiento o a un ciclo de reducción de los rendimientos a nivel nacional?. Primeramente, se hará referencia a las nuevas tendencias en las formas de inversión del capital que se presentan a escala internacional. Para hacerlo, ilustraremos con los movimientos de salida y de entrada de capitales en los Estados Unidos. Así, tenemos que mientras en 1982 la posición inversora neta de este país era de 137 miles de millones de dólares (MMD), en 1989 era de -619 MMD; los activos de EE.UU. en el exterior eran de 825 MMD en el primer año y de 11,381 NWD en el segundo; en tanto que los activos del exterior llegaron a 688 MMD en 1982 y a 2,000 tv1Nfl) en 1989; la inversión directa en el extranjero llegó a 208 MMD en el primer año y a 373 MMD en el segundo; la inversión foránea directa en este país fue de 125 MMD en 1982 y 401 MMD en 1989 (véase Estay, 1993a, p. 30). En materia de transacciones en portafolios, los Estados Unidos tenían un total de 158.1 MMD en bonos y 90.1 MMD en acciones, en 1980, subiendo a 4,826.6 MMD y 646.7 MMD en los mismos rubros, en 1989, respectivamente. Esto ilustra acerca del carácter especulativo de las inversiones norteamericanas (Souza Braga, 1993, p. 82). Mientras que en 1980 las inversiones extranjeras directas en EE.UU. representaban el 16.6% del total, en 1989 llegaron al 19,3%; la inversión externa en otros valores como bonos, acciones en cartera, etc., llegaba al 14.8% en 1980 y ascendió a 23.6% en 1989; y los créditos bancarios a EE.UU. también subieron del 24.2% al 32.5 0/0 en los mismos años. En esto se vuelve a manifestar cómo el capital ficticio y, por ende, las actividades especulativas han sido preponderantes en los últimos años (véase Acuña y Valenzuela, 1992, p. 304). A esta tendencia tampoco han escapado los EE.UU. ya que sus inversiones extranjeras directas bajaron de 35.5% del total en 1980 a 26.4% en 1989; los créditos no bancarios también disminuyeron de 5.70/0 al 2.3% en los años aludidos; en tanto, los créditos bancarios subieron del 33.60/0 al 46.60/0 en los mismos años (Ibíd., pp. 307-308).
Autores:
Sorry, the comment form is closed at this time.