02 May Retos y oportunidades para las agroempresas en una economía abierta.
En la proximidad del Siglo XXI la agricultura mexicana se erige como uno de los principales retos del México actual. Cuando se afirma que en el sector agropecuario y forestal trabaja el 27% de la Población Económicamente Activa y sólo genera el 8% del Producto Interno Bruto, no solo se está haciendo referencia a la baja productividad, sino también a la lacerante pobreza y desempleo que prevalece en el medio rural. Bajo este contexto, el verdadero reto está no en el simple desplazamiento o reubicación de importantes segmentos de esta población en otros sectores de la economía, sino en revalorar al medio rural para generar condiciones de empleo dignos y bienestar social. Este planteamiento se basa en dos hechos por demás contundentes: a) El seguimiento proyectado de las tendencias de empleo muestra que entre 1985 y 1999 la economía sólo estará en condiciones de generar 881 mil empleos formales, contra una demanda de 17 millones cien mil puestos de trabajo. Esto significa que el sector rural deberá erigirse en un importante generador de empleo, sobre todo a nivel de las empresas participantes en la cadena transformación—comercialización—servicios o algún otro tipo de empresa que agregue valor al producto agrícola en bruto, más que a nivel de la producción agrícola primaria. b) La agricultura ha demostrado ser uno de los sectores económicos con mayores efectos multiplicadores sobre la economía. Según los resultados de algunas investigaciones, un aumento del 1% de la tasa de crecimiento agrícola da lugar a un incremento del 0.5% de la tasa de crecimiento de la producción industrial y del 0.7% de la tasa decrecimiento de los ingresos nacionales. A nivel local, un aumento del 1% de los ingresos agrícolas determina un aumento de entre 1 y 2% del empleo de la mayoría de los sectores de la economía local no agrícola. ¿De forma análoga, se ha comprobado que por cada dólar de ingreso obtenido directamente de la agricultura se consiguen indirectamente 80 centavos de valor añadido en la economía local no agrícola? Como una gran proporción de los ingresos agrícolas adicionales se gastan en artículos de producción local con alto coeficiente laboral y en servicios, los ingresos y empleos adicionales así creados pueden reducir considerablemente la pobreza absoluta y la desnutrición locales.
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