11 May Frutas exóticas. Perspectivas para México en el cauce globalizado del comercio.
No existe una definición estricta o rígida del concepto “fruta exótica”, sino aceptaciones cambiantes en el espacio y la palabra “exótico” tiene su origen en el griego “exõtikós”, del cual fue retomada por el latín y expresada con el vocablo “exoticus”, que se puede traducir como “extranjero”, con dos significados: a) perteneciente a países y/o pueblos lejanos, y b) raro, extraño (Gaillard, 1989: 13; Duden, 1983: 380). Ambos significados son válidos para determinar lo que puede ser una fruta exótica. De ahí que, para los países industrializados de clima templado o frío, una fruta exótica es aquella producida en países tropicales y subtropicales, e importada solamente en pequeñas cantidades (Rabobank, 1993: 16). No obstante, en los propios países de clima y subtropical, como México, pueden cultivarse y comercializarse estas frutas, aunque en pequeñas extensiones. Y, más aún, en México se conocen muchas frutas nativas cuyo consumo se mantiene todavía a niveles reducidos, e incluso los habitantes de lugares del país donde no se producen las consideran inhabituales, extrañas y raras. Por ejemplo, los zapotes, la pitahaya, el mamoncillo y otras frutas originarias de México son frutas exóticas en ese sentido.Con lo anteriormente expuesto podemos precisar una definición para México: frutas exóticas son todas aquellas que provienen de países, sea para su consumo y/o cultivo, o son frutas nativas cuyo cultivo y consumo ha quedado a un nivel limitado, de tal gado que en el propio país tienen imagen de exóticas. En fin, la consideración de que una fruta sea o no exótica depende de la ubicación geográfica; por ejemplo, el litchi es una fruta introducida y exótica en México, pero no así en China, donde es conocida desde hace miles de años; nadie en México considera el aguacate una fruta exótica, pero en Europa sí lo es, por su reciente introducción y poco consumo.La ubicación de una fruta en el grupo de los productos exóticos también debe entenderse como un proceso histórico que implica cambios en el tiempo. Según Gaillard “la rareza, siempre más provisional, hace del exotismo más una etapa en la vida de los productos que un estado definitivo” (1989: 15). Eso quiere decir que muchas frutas, con el tiempo, pueden llegar a ser tan aceptadas para su cultivo y consumo que dejarán de ser consideradas exóticas. Este es el caso, por ejemplo, de los cítricos en México, que fueron introducidos por los españoles en el siglo XVI. Lo mismo ocurre con el consumo de frutas en los países del norte. El ejemplo más destacado es el plátano, que a principios del siglo fue una fruta en Europa y Estados Unidos (Strunden, 1995: 12). Hoy en día, el plátano está disponible en los mercados durante todo el año y nadie lo considera fruta Entonces, depende del punto de vista y del momento histórico que una fruta sea considerada exótica o no.
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