Aspectos generales de la inocuidad agroalimentaria. Primera parte.

Aspectos generales de la inocuidad agroalimentaria. Primera parte.

En la medida que las economías nacionales se han integrado, las barreras no arancelarias, como las relacionadas con la salud humana, animal y vegetal (aspectos incluidos en el artículo XXb del GATT de 1947 y en el Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias de 1995), el cuidado del ambiente y el bienestar animal cobran especial relevancia, ya que fácilmente se convierten en barreras innecesarias al comercio internacional y, por ende, ser causa de diversas disputas que entorpecen los flujos de los bienes comerciados y afectan negativamente el bienestar de los países y sectores productivos involucrados. La incertidumbre científica que rodea a este tipo de barreras hace necesaria una mayor armonización de las diferentes reglamentaciones de los países que comercian entre sí, para evitar en la medida de lo posible la discrecionalidad de las autoridades competentes y los consecuentes daños a la cadena de producción involucrada. Algunos casos recientes, en 2008, ilustran esta problemática. Por ejemplo, el 7 de junio la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, alertó sobre el peligro de consumir tomates frescos provenientes de diferentes zonas de producción por estar posiblemente contaminados con Salmonella saintpaul. Los estados mexicanos exportadores de esta hortaliza no figuraron en principio en la lista de las regiones no sospechosas. En julio 17, la FDA retira el aviso argumentando que los tomates que actualmente se consumían en los Estados Unidos no estaban asociados al brote de salmonelosis. La búsqueda de la bacteria dañina se trasladó al chile. El 25 de julio la FDA emite nuevamente una alerta afirmando que la bacteria tan buscada se encontró en un centro de distribución en McAllen, Texas, en un chile jalapeño cultivado en México. Afortunadamente sólo se registraron pérdidas económicas pero no humanas. Otro caso reciente que muestra lo grave que puede ser una contaminación microbiológica para la salud es el brote de Listeria monocytogenes en Canadá, en agosto de 2008, que resultó en la muerte de 5 personas (www.publichealth.gc.ca). La leche china en polvo contaminada con melamina es otro suceso que ilustra lo costoso que resulta el infringir las normas que aseguran la inocuidad de los alimentos: como resultado de esta contaminación cuatro niños han muerto y 53,000 personas enfermaron. La preocupación por la inocuidad es creciente en el mundo, sobre todo la relativa a las frutas y hortalizas frescas cuyo consumo ha ido en aumento debido a problemas de salud y obesidad; sin embargo, no son sometidas a procesos que eliminen los patógenos y sólo puede prevenirse su contaminación.

Autores:

Leos Rodríguez, Juan Antonio
Salazar Sosa, Enrique
Fortis Hernández, Manuel
López Martínez, José Dimas
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