18 May Las reformas de las políticas agrícolas de Estados Unidos, la Unión Europea y México. Una crítica a la OCDE y su biblia neoliberal.
Durante los años noventa, los cambios en las políticas agrícolas de los Estados Unidos y la Unión Europea constituyeron un marco de referencia importante para México, porque ellos establecieron, hasta cierto punto, los márgenes y visiones bajo los cuales podía moverse el diseño de políticas. Esto fue así porque la naturaleza de los debates en torno a la agricultura en la Ronda de Uruguay fue determinada por la confrontación entre ambas potencias. Los esquemas de política de los Estados Unidos y la Unión Europea también han sido referentes básicos para México en años recientes, aunque en otro sentido. En el primer caso, porque la eventualidad de la suscripción del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá hizo que los diseñadores de política en México visualizaran más explícitamente a la agricultura estadounidense como un modelo a imitar, tratando de que en México se diera lo más rápidamente posible el tipo de transformaciones en la estructura productiva que se había dado en dicho país a lo largo del tiempo; en tal sentido, había la presunción de que la adopción de los enfoques de mercado críticos de las políticas agrícolas, aun de las de Estados Unidos, podían elevar la competitividad de la agricultura mexicana y amortiguar los daños del acuerdo comercial. En particular, los cambios de política en ese país han sido un referente básico para México porque una mejor información ha llevado a que los productores organizados presionen y propongan opciones para compensar los beneficios o el efecto de cambios en las medidas de Estados Unidos. México no puede darse ya el lujo de ignorar las modificaciones que haga en su política el país vecino. Por su parte, el referente que constituye la Unión Europea es porque la región ha funcionado como un factor de resistencia frente a enfoques puramente centrados en el mercado, en la medida en que ha puesto atención a los denominados aspectos no comerciales –en el léxico de las negociaciones multilaterales–. Es decir, en la Unión Europea se ha mantenido la idea de la defensa de la excepcionalidad de la agricultura, al reivindicar su papel en la producción de bienes públicos y semipúblicos, a través del concepto de multifuncionalidad,1 en tanto que ha dado respuesta a nuevas preferencias sociales –la sustentabilidad en el manejo de los recursos– y de los consumidores, a fin de elevar el grado de consenso en torno a la Política Agrícola Común (PAC) de la región. Aunque los Estados Unidos fueron pioneros en la implantación de programas de conservación, dentro de un esquema de política agrícola, el enfoque de la Unión Europea ha ido mucho más lejos. Los debates en torno a las reformas de las políticas de la Unión Europea han sido fuente de inspiración para aquellos interesados en la continuidad de los pequeños productores, y en los aspectos ambientales y de manejo de los recursos.
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